Hay una serie de condiciones legales en la Unión Europea que obligan a los propietarios de edificios a mejorar la eficiencia energética de sus inmuebles. Algunos ejemplos son la Taxonomía de la UE y el CRREM (Carbon Risk Real Estate Monitor), que obligan a introducir cambios para reducir el consumo energético de los edificios y la consiguiente huella de carbono operativa.

Según las directrices de CRREM, cada tipo de edificio tiene una trayectoria definida que indica un objetivo de reducción del consumo de energía y de las emisiones en cada año sucesivo hasta 2050. La reducción del consumo de energía y de la huella de carbono operativa de un edificio conlleva beneficios adicionales, que son principalmente el ahorro de energía antes mencionado. Con ello estamos optimizando los costos de operación, que, con los actuales aumentos de precios, están mermando considerablemente los resultados de las empresas.